Lo que empezó siendo un objetivo de poder comprar 4 aparatos Irisbond, para 4 personas enfermas de ELA y sus familias, ha pasado después de todos estos meses de duro entrenamiento y de convivencia con muchas personas que padecen esta terrible enfermedad a querer “que ninguna persona enferma de ELA no tenga este aparato para poder comunicarse”.

Esto ha hecho sacar de mi muchas más fuerzas, para sensibilizar sobre esta enfermedad, y para en definitiva intentar captar el mayor número de fondos.

Han sido muchas horas de trabajo y entrenamiento hasta llegar a Itálica. El día amaneció muy temprano, días antes de la prueba ya notaba la responsabilidad de tener que conseguir superar las tres pruebas, y poder ayudar así al mayor número de enfermos de ELA.

Notaba esa responsabilidad pero a la vez también tenía muchísima ilusión por que arrancase la primera de las pruebas.

Tocó ir a dejar todo el material, asegurarme de revisarlo todo, saludar a muchas personas que me siguen, que me apoyan, y ya llegó la hora de mentalizarse porque quedaba muy poco para empezar la prueba.

Hacia un día espectacular, las condiciones eran inmejorables. En la natación me encontré muy bien, pero en la bicicleta tuve muchos problemas. Me tocó sufrir muchísimo para superar el segmento de la bicicleta. Aunque no iba bien en este tramo… me ayudó muchísimo ser consciente o saber la razón por la que estaba haciendo eso, algo que me hizo sacar fuerzas para terminar dicho segmento.

La carrera fueron 10 kilómetros duros, hacía mucho calor, pero sabía o intuía que la meta estaba cerca.

Itálica-La llegada a la meta

Siempre me han preguntado que se siente cuando se llega a la meta y siempre contesto que tiene que hacerlo uno mismo para descubrirlo. Pero cuando la razón no es solamente la deportiva, la de superarse a uno mismo, sino que además y lo más importante, es para ayudar a otras personas, esa sensación es mucho más fuerte… no tengo palabras para describirla.

A medida que me iba acercando a la meta la sensación era más fuerte, y además fue emocionante descubrir como mi hijo Juan estaba ahí en la meta, con su cara de felicidad, esperándome, para ver si todo había ido bien. 

Primera prueba superada, pero esto nada más que ha hecho empezar, queda mucho –Lisboa y Hamburgo– y aún tengo que mejorar muchísimo y entrenar y entrenar y entrenar….

Sabía que no iba a ser fácil, pero estoy seguro de que cuando lleguemos a Alemania el 13 de agosto, la meta será ¡BRUTAL!

Ya centrados y con la cabeza puesta en el próximo 7 de mayo en Lisboa. Y por supuesto disfrutando muchísimo de esta nueva aventura, con más ilusión que nunca.