Estos últimos meses habían sido más duros de lo normal. Llevaba sin competir desde el pasado octubre cuando terminé mi última prueba deportiva del #RetoPichon 2018. Unos meses que se alargaron más de la cuenta a causa de la pequeña intervención quirúrgica que sufrí en diciembre y de una neumonía de la que me he recuperado hace escasas semanas. Por estas razones, el inicio de año había sido bastante complicado, no obstante, si de algo me ha servido, es para tener cada día más claro la razón por la que hago todo esto.

Este año el #RetoPichon, es un reto con siete nombres y apellidos y que merece el mayor de mis esfuerzos.

El pasado sábado 27 de abril comenzaba en Marbella el primero de los siete ironman 70.3 del reto. He de decir que no me encontraba bien pero, esta era por Antonio y tenía que darlo todo por él. Antonio es un niño de 14 años con parálisis cerebral, un niño muy especial a quien podéis conocer desde hace unos días en mis redes sociales. Sus ganas de vivir, su capacidad de lucha, su sonrisa, … son impresionantes, y detrás de él se encuentra siempre Amparo, su madre, ella sí que es una auténtica Ironman.

Pues bien, como os decía, el viernes 26 de abril me fui a Marbella para realizar mi primer Ironman después de los más de 6 meses de “parón”. Dejé todo el material y aproveché para descansar todo lo posible antes de la prueba, física y mentalmente ya que me quedaba al día siguiente un día muy duro por delante. Mis sensaciones no eran buenas pero mi objetivo lo tenía muy claro: había que terminar la prueba, llegar a la meta y , así, poder llevarle la medalla a Antonio.

Ese sábado amanecí a las 5 de la mañana, me vestí y me fui al lugar donde comenzaba todo. El intenso calor que hacía desde tan temprano me confirmaba que no iba a ser fácil.

Llegó el momento, 07:30 de la mañana y ahí estaba yo con muchísimas dudas para empezar la prueba. Lo primero, nadar, donde me encontré mejor de lo que esperaba. Aunque al principio no era mi segmento favorito, he de decir que, últimamente es el medio en el que me más cómodo me siento.

Después tocaba montarse en la bicicleta, un recorrido de 90km a lo largo de los cuáles tenía que subir dos veces el puerto de Ojén y, donde estaba convencido, iba a sufrir muchísimo. 

Sí, así fue. Aún hoy recuerdo cada una de las pedaladas y, sobre todo, la angustiosa sensación de no saber si iba a ser capaz de terminarlo pero, al igual que en el agua, ahí estaba Antonio, en mi mente, tenía que terminar por él.

Después de mucho sufrimiento, conseguí terminar con la bici y ya sí que empecé a ver el final cada vez más cerca. Solo me quedaba una carrera de 21 km para llegar a la meta.

Lo conseguí, después de más de seis horas conseguí terminar este Ironman que ya tenía complicado antes de comenzar. En esos momentos se me pasaron por la cabeza muchos sentimientos contrapuestos pero, sobre todo, una tranquilidad enorme por haberlo logrado. Llegué uno de los últimos pero sentí una gran victoria, sobre todo cuando me pusieron la medalla porque ya podía irme a Jerez para dársela a su dueño, Antonio.

Y así hice. A los pocos días de regresar a casa, me fui a la sede de la Fundación Upacesur, en Jerez, y con su madre, Amparo, y con Jesús Sánchez, al que también quiero darle las gracias por su ayuda, me metí en la clase donde Antonio estudia junto con otros compañeros.

Fueron momentos en los que tuve que aguantarme las lágrimas, fue muy emocionante cuando llegué y le di la medalla, mi camiseta, una bolsa para que la llevara al colegio, … lo abracé, muchas veces, y también aproveché para dar las gracias a sus profesores y a su tutora por el grandísimo trabajo que hacen. Y, por supuesto, las gracias más especiales a su madre, por permitirme aportar mi “granito” de arena.

Cuando pensaba que el día de emociones llegaba a su fin, Antonio me volvió a sorprender, me tenía un regalo, un dibujo que, a pesar de no poder moverse, me había hecho a mí y que guardo en mi casa como el gran tesoro que es. ¡Muchísimas gracias Antonio!

Una vez salí del colegio no pude reprimir las lágrimas de felicidad. He conseguido que el primero de “mis niños” tenga su medalla. Ahora toca seguir entrenando muchísimo porqué queda mucho ya que muy pronto llega la segunda prueba del #RetoPichon 2019.

Si quieres colaborar con el #RetoPichon 2019 haz tu donación al IBAN de la Fundación UpaceSur ES43 2100 8540 8222 0065 9417 (La CAIXA) con el concepto #RetoPichon.